FISIOPATOLOGÍA DE LA PSICOPATOLOGÍA
La depresión mayor (DM) es un trastorno psiquiátrico con alta prevalencia, es por ello que, en el estudio de este padecimiento, especialistas en el área de psicopatología cognitiva (por ejemplo, neurobiólogos) han propuesto explicaciones de los procesos y/o sistemas que demuestran un funcionamiento alterado durante este trastorno. Los procesos psicológicos que son disfuncionales en pacientes deprimidos incluyen alteraciones en:
• Esquemas autorreferenciales: estos autoesquemas se refieren a un conjunto estable y duradero de recuerdos que resumen las creencias, experiencias y generalizaciones de una persona acerca de uno mismo, en dominios de comportamiento específicos.
• Sesgos cognitivos: un sesgo cognitivo es un error sistemático en el pensamiento que afecta las decisiones y juicios del individuo. Algunos de estos sesgos están relacionados con la memoria.
• Pensamientos rumiantes: pensamientos rumiantes o el término en psicología “rumiar” es simplemente analizar repetitivamente un pensamiento o un problema sin completar.
• Modelo de procesamiento de información: el modelo de procesamiento de la Información es un marco utilizado por los psicólogos cognitivos para explicar y describir los procesos mentales. El modelo compara el proceso de pensamiento con el funcionamiento de una computadora (general versus concreto).
Estos procesos cognitivos están asociados con la función alterada de sistemas cerebrales específicos, incluidas las áreas prefrontales y la corteza cingulada (ambas involucradas en procesos autorreferenciales y la rumiación), la amígdala (sesgo cognitivo), la habénula lateral (sesgo cognitivo) y el hipocampo (sesgo cognitivo y procesamiento general). Cada uno de estos componentes y su papel en la depresión se explica a continuación.
De acuerdo al trabajo de investigación realizado por Catherine Belzung, et al., se menciona que para poder entender los procesos autorreferenciales, el modelo clínico de Beck ha influido profundamente en los modelos cognitivos contemporáneos de la depresión; la suposición básica de éste es que los individuos depresivos tienen representaciones implícitas (no conscientes) de sí mismas, llamadas "esquemas", que involucran temas de pérdida, fracaso, rechazo, inutilidad y desesperanza.
Para entenderlo mejor, a nivel neurobiológico, la activación de un esquema autorreferencial requiere de dos sistemas diferentes: una red neuronal activada durante el funcionamiento en un modo autorreferencial, y un sistema que otorga una etiqueta negativa a esta red neuronal.
Investigaciones recientes han resaltado que los procesos de autorreferencia, como la atención interna a los pensamientos y sentimientos personales, están asociados con la activación y trabajo de una “red neuronal por defecto” (RND, por sus siglas en inglés, término usado en psicología), la cual que está activa en estado de reposo y se desactiva durante procesos orientados externamente, tales como tareas dirigidas hacia objetivos. La RND consiste en un conjunto de áreas cerebrales interconectadas que incluyen la corteza prefrontal medial ventral y dorsal (mPFC, por siglas en inglés), la corteza cingulada anterior y posterior (así como el precúneo y la corteza retroesplenial), ínsula, tálamo dorsomedial, hipocampo y amígdala. En pacientes deprimidos, no se puede desactivar este circuito, interfiriendo con el rendimiento en tareas cognitivamente exigentes. Sin embargo, el enfoque propio no es un proceso único y homogéneo, ya que puede, por ejemplo, enfocarse en aspectos positivos o negativos: sólo este último podría estar relacionado con la depresión.
Los pacientes deprimidos no reducen la actividad de la RND en particular cuando están reevaluando imágenes negativas. El procesamiento autorreferencial de los rasgos negativos de la personalidad está asociado, en pacientes deprimidos, con una mayor conectividad funcional entre las partes del RND, incluida la corteza cingulada anterior (ACC, por sus siglas en inglés), el mPFC dorsal y la amígdala, lo que sugiere una mayor sincronización en esta red durante los estados depresivos. En la siguiente imagen se pueden observar las estructuras cerebrales involucradas en el proceso de autoreferencia y que participan también en el proceso de rumiación, el cual se explicará más adelante.
Se ha demostrado que el aumento de la autoimagen negativa también se relaciona con la disminución de la actividad en la corteza prefrontal ventricular izquierda y en la ACC, presentado un funcionamiento alterado en la depresión.
El esquema que predispone el procesamiento del pensamiento, favorece que la información sea congruente con su contenido. La existencia de sesgos contribuye a la instalación y el mantenimiento del estado de ánimo depresivo. Este efecto se vería reforzado por un fenómeno llamado bloqueo cognitivo.
En investigaciones recientes se ha demostrado que la corteza orbitofrontal medial (OFC, por sus siglas en inglés) puede ser la base del juicio congruente con la emoción y, por lo tanto, ser crucial para el procesamiento de la información congruente con el estado de ánimo que se encuentra detrás del interbloqueo cognitivo. Se ha observado también en los pacientes deprimidos que la OFC y la ACC se asocian con el procesamiento de estímulos negativos que son congruentes con el estado deprimido.
Otras evidencias han asociado el juicio emocional-congruente con áreas cerebrales adicionales incluyendo la amígdala, ínsula y la ACC, las cuales se encuentran disfuncionales en pacientes deprimidos, confirmando que la depresión está asociada con el funcionamiento alterado del sistema cerebral involucrado en el procesamiento congruente del estado de humor. En la siguiente imagen se aprecian las estructuras cerebrales involucradas en el mecanismo de interbloqueo cognitivo y procesamiento congruente del estado de ánimo.
El buffer episódico se refiere a un componente del modelo de la memoria de trabajo de Baddeley y Hitch. Este modelo sostiene que la memoria humana funciona como un sistema interactivo con una función ejecutiva central que coordina las actividades de tres sistemas subordinados o "esclavos". El buffer episódico es el tercer miembro de estos sistemas esclavos y se teoriza para integrar las otras funciones, conocidas como el circuito fonológico (información escuchada) y el bloc de notas visoespacial (información vista) con un sentido del tiempo, para que las cosas sucedan en una secuencia continua, como la historia de un libro o una película. Esta teoría se usa para explicar por qué los recuerdos se pueden experimentar como una secuencia coordinada de eventos en lugar de como segmentos discretos.
La información congruente con el esquema (esquema-congruente) activada en el buffer episódico aumenta la activación de esquemas depresivos mediante un circuito de retroalimentación, incrementando aún más el sesgo hacia el procesamiento de la información proveniente del esquema, es así que, la mente quedaría atrapada en un ciclo depresivo, completando y reforzando el patrón de dicha información negativa. En la siguiente imagen se aprecia un esquema representativo del funcionamiento cognitivo tanto en un individuo sano como en uno con depresión.
El buffer episódico se basa en dos áreas diferentes del cerebro: el hipocampo y la corteza prefrontal (PFC, por sus silgas en inglés), la PFC recibe e integra la información sensorial polimodal de las áreas corticales posteriores. Las estructuras cerebrales que se encuentran involucradas en el mecanismo de buffer episódico se observan en la siguiente imagen.
Un metanálisis de Phillips WJ, et al., ha confirmado que la cognición implícita (la cual incluye todo lo que uno aprende y hace de manera subconsciente o inconsciente) está sesgada en la depresión, lo que favorece la cognición autorreferencial implícita negativa. Se ha evidenciado que, en la atención implícita y la memoria, los sesgos más importantes que tienen un alto impacto en éstas son los sesgos interpretativos negativos y las creencias implícitas sobre el yo.
El aumento de la atención a estímulos negativos por los pacientes deprimidos resulta en un procesamiento incrementado de estímulos con capacidad negativa, y un procesamiento disminuido de estímulos con capacidad positiva. Por ejemplo, los estudios de neuroimagen funcionales informan actividad exagerada en la amígdala, en pacientes deprimidos, en respuesta a estímulos negativos, incluyendo caras tristes o palabras. Esto implica estímulos infraliminal y supraliminal (que está por abajo o encima del umbral de la conciencia), y también involucra otras áreas cerebrales, por ejemplo: los pacientes deprimidos al procesar caras tristes contra caras neutrales muestran una mayor actividad cerebral que los pacientes controles no deprimidos, principalmente en el hipocampo izquierdo, la corteza inferotemporal anterior derecha, la circunvolución temporal superior rostral bilateral y la corteza orbitofrontal anterior derecha, además de la amígdala izquierda.
Además, a diferencia de los sujetos control, los pacientes deprimidos no muestran actividad aumentada en el putamen y en la circunvolución fusiforme en respuesta a caras felices, esto también ha sido observado al realizarse el estudio Blood Oxygenation Level Dependent (BOLD, por sus siglas en inglés), el cual detecta el aumento del flujo sanguíneo en áreas cerebrales específicas debido a la actividad neuronal, demostrando también que no hay actividad en el núcleo accumbens y en el hipocampo durante las tareas de recompensa o palabras positivas. Las estructuras cerebrales involucradas en el sesgo de atención se observan en la siguiente imagen.
La habénula lateral (LHb, por sus siglas en inglés) puede ser una estructura subcortical clave en la generación de sesgos cognitivos negativos. La LHb codifica estados aversivos tales como la omisión de una recompensa esperada que lleva, por un lado, a un mayor procesamiento de información negativa por la amígdala y, por otro, a un procesamiento disminuido de información positiva por el núcleo accumbens, exhibiendo la LHb hiperactividad durante los estados de tipo depresivo. Los sesgos cognitivos negativos también pueden ser el resultado de la regulación descendente reducida, por ejemplo: en personas deprimidas, el procesamiento de palabras negativas se asocia con una mayor activación en el ACC rostral y precúneo, que probablemente se relaciona con mecanismos compensatorios, requiriéndose entonces de una mayor activación neuronal para lograr la inhibición de la regulación descendente (observar la imagen “Estructuras cerebrales que participan en el sesgo congintivo”).
La red cerebral que sustenta el sesgo de memoria relacionado con la depresión involucra el mismo conjunto de áreas cerebrales, que incluyen la amígdala, el hipocampo, el ACC y el PFC, pero también el núcleo caudado y putamen. El mecanismo de sesgo de memoria involucra las estructuras cerebrales que se observan en la siguiente imagen.
El aumento de la sensibilidad a la memoria de la información negativa en personas deprimidas se asocia con una mayor actividad en la amígdala derecha durante la codificación de esta información, que se correlaciona con la gravedad de la depresión. Esto se acompaña de una mayor conectividad funcional entre la amígdala y el hipocampo, el núcleo caudado y el putamen, lo que sugiere que, al codificar información negativa, los individuos deprimidos usan en exceso la red neuronal que se encuentra involucrada de manera general en la mejora de la memoria para estímulos afectivos, es por ello que el sesgo en la memoria de las personas deprimidas también implica una disminución de la memoria para estímulos positivos, que se relaciona con una mayor actividad de la corteza cingulada, PFC medial inferior derecha e izquierda, hipocampo derecho y amígdala.
Otra característica cognitiva importante de la depresión es la rumiación, que se define como la tendencia a analizar repetidamente los propios problemas, preocupaciones, sentimientos de angustia y estados de ánimo deprimidos, una y otra vez. Se ha demostrado que la rumiación depresiva es el factor cognitivo más importante que explica el agotamiento del estado de ánimo, la recaída y el mantenimiento de la depresión. La rumiación depresiva se caracteriza por un modo de pensamiento abstracto y generalizado, centrado en las causas y consecuencias del estado actual de uno, en oposición al pensamiento experiencial y concreto que se centra en la percepción directa de la experiencia inmediata. Los “modos generales” en que se encuentran, favorece determinados patrones con representaciones abstractas (como esquemas), mientras que el “modo experiencial” puede discriminar la singularidad de cada experiencia vivida. Bajo ciertas experiencias de aprendizaje, la rumiación puede convertirse en un hábito cognitivo que mantiene la depresión. La evidencia sugiere que la rumiación depresiva se sostiene por deficiencias cognitivas básicas, como las dificultades para inhibir la información negativa en el nivel atencional, y especialmente la incapacidad de desconectarse de la información negativa. Estas alteraciones del control atencional proporcionan una explicación adicional de los sesgos en la percepción, el juicio y la memoria. Sin embargo, existe cierta incertidumbre combinada sobre la relación y las influencias de estas deficiencias y sesgos cognitivos.
En los estudios estructurales y funcionales de neuroimagen, la red cerebral subyacente a la rumiación se sobrepone, durante los procesos autorreferenciales negativos, a la red neuronal reclutada (observar la imagen “Estructuras cerebrales que participan en procesos autorreferenciales y rumiación”). De hecho, la rumiación se ha asociado con una mayor actividad de la RND, incluidas las regiones que procesan el recuerdo emocional, como el hipocampo, pero también con la disminución de la actividad dentro de una red implicada en el proceso de inhibición de pensamientos no deseados. La última red incluye la circunvolución frontal inferior bilateral, el ACC y la corteza cingulada media. En pacientes deprimidos, los niveles de rumiación se correlacionan positivamente con la actividad en partes de este sistema, particularmente el vmPFC y el ventral ACC.
El procesamiento general de la información sensorial se puede relacionar con dos procesos diferentes: una disminución en la separación de patrones o un aumento en la terminación del patrón. La separación de patrones permite la disociación de estímulos similares transmitidos desde el mundo externo en distintas representaciones neuronales que no se superponen, mientras que la finalización del patrón permite una generalización precisa en caso de una entrada sensorial parcial, y se ha observado que las células granulares de la circunvolución dentada (o giro dentado) del hipocampo están fuertemente implicadas en la separación de patrones. Esto se ha atribuido a la escasa codificación observada en esta región que hace que la superposición entre dos activaciones diferentes sea muy improbable. El giro dentado es una de las pocas regiones del cerebro en la cual existe neurogénesis aún en la edad adulta.
El agotamiento específico de la neurogénesis del hipocampo en el adulto, disminuye la separación de patrones, mientras que un aumento específico de la neurogénesis tiene el efecto opuesto. Curiosamente, los antidepresivos aumentan la neurogénesis, mientras que la supresión específica de neurogénesos induce fenotipos depresivos y suprime los efectos relacionados con los antidepresivos, lo que indica que este proceso está estrechamente relacionado con la vulnerabilidad a la depresión y a la remisión después de un episodio depresivo. Sin embargo, otras regiones del cerebro también están involucradas en la separación de patrones y en la memoria general incluyendo el núcleo reuniens y la corteza prefrontal medial. En la siguiente imagen se observan las estructuras cerebrales que participan en el mecanismo de procesamiento general de la información. Además, en pacientes deprimidos, la memoria general excesiva también se asocia con actividad en el precúneo y en la circunvolución angular.
Bibliografía
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