M en C Itzel Rocio Manzano Espinosa
Actualmente, el diagnóstico de enfermedades mentales se realiza con mayor frecuencia y su tratamiento pierde cada día más el estigma que se tenía en el pasado, sin embargo, tras repasarse la historia de la psiquiatría y de los distintos trastornos mentales que se han reportado a lo largo de ésta es inevitable no observar aquellos que por su rareza y su singular presentación llaman la atención de los profesionales de la salud y de la gente en general, siendo considerados parte de los trastornos mentales más extraños.
Es importante que estos trastornos sean de nuestro conocimiento, teniendo en cuenta que, por más extraños que sean, éstos tienen un origen orgánico como cualquier otra enfermedad mental, cuyas manifestaciones van más allá de lo premeditado o de la creencia sobrenatural.
A continuación, se presentan algunos de los trastornos psiquiátricos considerados como los más extraños que se han reportado a lo lago de la historia de la psiquiatría. Comencemos:
La apotemnofilia o trastorno de la integridad corporal, es un trastorno donde se expresa un deseo fuerte y específico por la amputación de una extremidad o extremidades sanas. Debido a que los cirujanos no están dispuestos a amputar extremidades sanas, esto a menudo significa que el paciente intentará dañar irrevocablemente la extremidad en cuestión, por lo que se necesita una amputación formal. Después de la amputación, la mayoría informan que están contentos con su decisión y, a menudo afirman, paradójicamente, que por fin están "completos". Se han reportado, incluso, informes de personas que buscan una privación sensorial, como la ceguera o la sordera, estos casos son los más raros y escasos.
Es sorprendente el paralelismo entre apotemnofilia y el síndrome neurológico de somatoparafrenia (que puede seguir al daño del lóbulo parietal derecho, particularmente el lóbulo parietal superior derecho, que se sabe es vital para construir la imagen corporal propia). En la somatoparafrenia, el paciente niega que su brazo o pierna (incluso hasta el hemicuerpo completo) son suyas y a menudo cree que la parte del cuerpo que desconoce le pertenece a otra persona, siendo necesario realizarle pruebas al paciente para que se convenza que la extremidad es suya. El rechazo puede ser tal, que los pacientes llegan a rogar que les amputen el miembro corporal con el que no se identifican.
Una primera descripción de apotemofilia se remonta a una serie de cartas publicadas en 1972 en la revista Penthouse. Estas cartas eran de personas obsesionadas con el deseo de querer convertirse en amputados para satisfacer sus deseos sexuales. Sin embargo, el primer informe científico de este trastorno apareció en 1977 en el estudio realizado por Money, et al., donde se describieron dos casos que demostraban un intenso deseo de amputación de un miembro sano.
Este síndrome se caracteriza por la creencia delirante de que los parientes cercanos y otras personas de su entorno han sido reemplazados por impostores (e incluso dobles de sí mismos) físicamente idénticas, que asumen los roles de las personas a las que sustituyen y se comportan del mismo modo, todo esto con el fin de perjudicarla. A este trastorno se le llama Síndrome de Capgras en honor a Joseph Capgras, quien describió el primer caso en el año 1923. Este síndrome puede presentarse entre un 23% a 50% de los pacientes con demencia.
Otro trastorno de síntomas parecidos es el Síndrome de Frégoli, reconocido en el año 1927. Su nombre se debe al actor italiano Leopoldo por su habilidad para hacer rápidos cambios en su apariencia durante sus actuaciones. Este síndrome fue descrito por Courbon y Fail y se caracteriza por una identificación delirante de familiares en personas extrañas, es decir, la persona que lo sufre está convencida de que diferentes personas son en realidad la misma que cambia de apariencia o está disfrazada. Ambos síndromes son subtipos básicos del Síndrome de falsa identificación delirante.
El síndrome de Cotard es un trastorno raro cuya característica central es una ilusión nihilista al propio cuerpo, es decir un delirio de no existencia. El afectado por este síndrome cree ha perdido partes del cuerpo, estar muerto o simplemente no existir en absoluto. El síndrome no se menciona en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V, por sus siglas en inglés), ya que existe un consenso creciente de que el síndrome es parte de otros trastornos subyacentes, encontrándose aún en estudio.
Es considerado parte de los “síndromes ligados a las culturas”, describiéndose en hombres de regiones de China y en zonas del sudeste asiático, donde fue definido y nombrado por primera vez; sin embargo, ha sido identificado en zonas de Medio Oriente, Europa, Africa y América. La traducción de la palabra Koro hace referencia a la acción de introducir la cabeza en el interior del caparazón, típica de las tortugas, sirviendo como descripción del proceso de la enfermedad, caracterizándose por ansiedad aguda e intensa, acompañada de un temor súbito a la retracción del pene, llegando incluso al temor de que los genitales se retraigan al interior del cuerpo o del abdomen. Desde el punto de vista de la psiquiatría, este síndrome está asociado con otros trastornos psiquiátricos, tales como trastornos del ánimo, disociativos o dismorfofobias, de ansiedad, drogadicción, entre otros.
La paramnesia reduplicativa se considera un subconjunto de síndromes de identificación errónea delirante. El fenómeno se caracteriza por una fuerte creencia en la duplicación de un lugar y que éste existe en dos lugares simultáneos, actualmente se considera que este síndrome es principalmente de etiología neurológica y cae dentro del dominio de las alteraciones neuropsiquiátricas. El término fue utilizado por primera vez por el neurólogo Arnold Pick en 1903 al describir su observación del fenómeno en una paciente con sospecha de enfermedad neurodegenerativa. El paciente de Pick afirmó que la clínica de Praga, en la que estaba siendo tratada, era en realidad una réplica exacta de la clínica en su ciudad natal y que en realidad estaba en la clínica “duplicada” en su ciudad natal y no en Praga.
Si bien, estos trastornos se han dado a conocer mejor hoy en día, es una realidad que, aun en nuestro siglo, se desconozcan en su mayoría los mecanismos por los cuales se desencadenan estas patologías mentales e incluso no se sabe por completo si son parte de las manifestaciones debidas a daños en estructuras específicas del cerebro, como, por ejemplo, las enfermedades neurodegenerativas.
Debido a los pocos casos que se conocen, su estudio es muy escaso y siguen sin existir datos reales de las personas que lo han padecido, por ello es muy importante hacer énfasis en la relevancia de la atención mental para todos aquellos pacientes que la ameriten, incluyendo a la población de pacientes con enfermedades neurodegerativas, ya que acudiendo con el médico psiquiatra se pueden investigar estos padecimientos y recibir la atención oportuna necesaria; incluso no es necesario esperar a presentar una sintomatología tan importante para acudir con el especialista. Cualquier trastorno psiquiátrico es importante, desde un síndrome de Cotard hasta una depresión crónica o un trastorno bipolar, todos deben ser atendidos; siendo su tratamiento una pieza clave para el bienestar de cualquier paciente, por ello, desmitifiquemos las enfermedades mentales, dejemos de verlas como algo que puede solucionarse solo; no tomarles la importancia necesaria o pensar que no se puede hacer nada al respecto y dejarlas evolucionar hasta puntos insospechados. La mente es tan importante como cualquier otra parte de nuestro organismo, no la dejemos de lado.
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