Periodismo científico cultural
MD Ipsae Edith Melgoza Toral
La frase en inglés Fake news ya forma parte de la vida diaria del mexicano; a pesar de que existe un término en español, de una u otra manera reconocemos el término Fake news como la posible amenaza de información falsa. Lo peor es que esto se hizo tendencia por el presidente estadounidense Donald Trump en 2016-2017, pero, dejando esta desagradable realidad de lado, la mayoría de los mexicanos entendemos el término como información falsa disfrazada de noticia con un título probablemente sensacionalista.
Este tipo de noticias han destacado por ser usadas como estrategia política y, de acuerdo a la investigación del diario “El Heraldo”, las herramientas para su creación y difusión son de fácil acceso; existen “kits de herramientas” con un costo mínimo desde 7 dólares para el control de robots que pueden hacer virales contenidos seleccionados en redes sociales. Además, sólo necesitan una mínima inversión ya que las mismas personas que navegan en internet “les hacen el trabajo” difundiendo información que seguramente no verificaron. Además de la preocupación de estas herramientas en campañas políticas, muy probablemente, a este tipo de individuos se les está generando una ganancia extra, dicho en otras palabras: jugar con la mente y la ignorancia de un pueblo que no investiga y no lee hace que los autores logren su objetivo con un beneficio económico adicional.
Esa divulgación de la desinformación es la pieza débil de la ecuación, es donde existe oportunidad para mejorar, pero eso también es el trabajo más difícil. Esto va más allá de la geopolítica, intervienen también intereses financieros que afectan negocios, consumidores y todo lo demás dicho como preámbulo para resaltar que afectan también la salud.
La agencia Edelman de relaciones públicas realizó una encuesta a 28 países sobre la confianza en los medios de difusión y el gobierno. De acuerdo con su Trust Barometer 2018, el 80% de los mexicanos considera la información falsa como un arma que puede influir en su toma de decisiones, fue la proporción más alta entre los países consultados. También, la confianza de los mexicanos en el gobierno es de 28% en el público general, 15 puntos debajo de un promedio en la población mundial. Mencionando un último dato importante, 71% de los mexicanos considera que las empresas y los directivos tienen el papel más importante para impulsar un cambio en el país, en lugar de esperar a que el gobierno lo haga.
Esto resulta algo confuso si se comprende en una línea de pensamiento lógico; somos un país que desconfía de todo, no cree en sus gobernantes, pero cree que la responsabilidad de cambiar al país está en otros, quien sea, pero no en nosotros mismos. Pero al mismo tiempo, y sin exagerar, un porcentaje mayor no cree en los médicos en lo referente a su salud, alimento, tratamiento, etc., pero cree en charlatanes que les dicen o publican que tienen la cura de enfermedades o el cáncer, o no tan charlatanes, pero que predican cualquier solución científicamente no comprobada para sus enfermedades… esto sí les resulta creíble, pero este predicamento carece de lógica.
Por ahora, y para los tiempos de campañas electorales presidenciales en México, Facebook y otras compañías que buscan evitar la desinformación, crearon el programa llamado “Verificado 18”, para localizar posibles noticias falsas y quitarlas de las redes sociales o internet. Realmente creo necesario un programa de esta índole para evitar títulos sensacionalistas en información falsa cuando se trata de descubrimientos científicos, porque cuando nombran un artículo con títulos como: “se descubrió la cura contra el cáncer”, no comprenden —o tal vez sí— todo el daño que pueden causar por obtener más “vistas de usuarios” o “mayor rating”; juegan con los sentimientos de la población que tiene en su mente a familiares y amigos con algún padecimiento crónico o con tratamientos de alguna patología que merman su calidad de vida; o peor, convencen a gente débil de pensamiento sin fundamentos científicos reales, pero disfrazados de investigaciones convirtiéndolos en potenciales activistas de la desinformación; ejemplo de esto son los grupos anti-vacunas. Lo anterior sólo logra aumentar la confusión sobre temas médicos y científicos, además de la desconfianza de la gente hacia lo que sus médicos o profesionales de la salud en general puedan explicarles o indicarles para sus tratamientos.
Nuestra mejor defensa es la investigación y ejercitar un pensamiento razonado que trate de ver objetivamente los datos que se nos presentan, especialmente los datos en internet. Comenzamos con ¿cuándo compartir una noticia/artículo/imagen? Sócrates, desde los años 469–399 a. C., ya nos había aportado una sencilla herramienta que puede servirnos si la adaptamos a la actualidad; son tres filtros por analizar antes de compartir algo en internet:
1. El primer filtro es la verdad: ¿está seguro que lo que va a compartir es cierto?
2. El segundo filtro es el de bondad: ¿lo que va a compartir puede beneficiar a alguien?
3. El tercer y último filtro es la utilidad: ¿lo que va a compartir es útil para alguien?
Para evitar caer en la desinformación, cuando llega a nuestras pantallas una noticia de temas en los que “no somos expertos”, o desconocemos su veracidad, se han propuesto una serie de pasos que esquematizamos para su mayor comprensión, son los siguientes:
1. Estudie detenidamente la fuente inicial.
2. Lea e investigue más allá de lo que ve en su pantalla.
3. ¿Quién es el autor?
4. Consulte fuentes adicionales.
5. ¿Cuál es la fecha de la noticia?
6. Compruebe que no sea una broma.
7. Considere el sesgo que pueda tener.
8. Pregunte a un experto.
Con estos sencillos pasos estamos preparados para sobrevivir más allá de las fechas electorales, especialmente con noticias que conciernen un posible beneficio o daño a nuestra salud; si comenzamos una comunidad más informada, beneficiaremos a la humanidad exponencialmente, como onda expansiva, compartiendo y publicando datos útiles para todos, o por lo menos divertidos.
Bibliografía
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http://www.latimes.com/world/la-fg-mexico-fake-news-20180415-story.html [revisado mayo 2018]
3. Editores de El Heraldo. Fake News, un negocio rentable, El Heraldo de México, [NOVIEMBRE 16, 2017], disponible en:
https://heraldodemexico.com.mx/tendencias/fake-news-un-negocio-rentable/ [revisado mayo 2018]
4. Editores de El Heraldo. “Fake News”, la expresión más famosa del 2017 gracias a Trump, El Heraldo de México, [MAYO 11, 2018], disponible en: https://heraldodemexico.com.mx/tendencias/fake-news-la-palabra-del-ano-2017/ [revisado mayo]
5. Castañeda-Viñas C. Fake news: El negocio de la desinformación, [31-01-2018], disponible en: https://www.puromarketing.com/55/29822/fake-news-negocio-desinformacion.html [revisado en mayo 2018]
6. Guest Contributor. Socrates: The Test Of Three, In Life, [February 25, 2015] disponible en: https://www.the-open-mind.com/socrates-the-test-of-three-1/ [revisado mayo 2018]
7.IFLA. How To Spot Fake News, Publications IFLA, [Last update: 28 February 2018], disponible en: https://www.ifla.org/publications/node/11174 [revisado mayo 2018].
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