Infección por citomegalovirusMonucleosis infecciosaParotiditis viral aguda

 

 MONONUCLEOSIS INFECCIOSA

FISIOPATOLOGÍA

 

El nombre de mononucleosis infecciosa (también llamada enfermedad del beso), fue acuñado por Sprunt y Evans (Sprunt 1920) para describir un síndrome que se asemejaba a una enfermedad infecciosa aguda acompañada de linfocitos atípicos de sangre periférica, también conocidos como células de Downey (Downey 1923 describió linfocitos T CD8+ activados que responden a células infectadas); esta enfermedad es causada por el virus del Epstein-Barr (VEB), el cual está clasificado como un γ-herpes virus con un ácido desoxirribonucléico (ADN) lineal.

 

Más del 90% de la población mundial en la edad adulta ya ha sido infectado; la primera exposición suele ser en la adolescencia a través del intercambio de saliva o su contacto en el ambiente, si la infección no se vuelve silente (es decir, que no se expresa clínicamente) podrían ser portadores, si se expresa, se experimenta la mononucleosis infecciosa.

 

Virus del Epstein-Barr

 

El EBV requiere pasos secuenciales para la síntesis de proteínas virales; las primeras que se expresan sirven como “transactivadoras” mejorando la síntesis de proteínas requeridas para la replicación. Los principales transactivadores son Zta y Rta que actúan al inicio de la replicación, las células que pueden ser infectadas principalmente son las epiteliales y linfoides. Los primeros transactivadores inmediatos incluyen la proteína BNLF2 que sirve en la replicación, metabolismo y bloqueo de procesamiento de antígenos, además los productos génicos tardíos que expresan proteínas virales estructurales como la cápside y la proteína BCRF1, que ayuda al virus a escapar de la respuesta inmune del huésped.

 

Para la entrada a los linfocitos B, utiliza una proteína de unión viral (VAP o también llamada gp350), el cual, se une a la membrana celular por medio de CD21, adicionalmente, otra proteína viral llamada gp42 que se une en la superficie celular al complejo mayor de histocompatibilidad clase II (MHC II). Estas interacciones permiten que la envoltura viral se fusione entrando así al linfocito B. En el caso de las células epiteliales, la proteína viral BMRF-2 interactúa con las integrinas β1 de la membrana celular, y las proteínas virales gH y gL interactúan con las integrinas αvβ6/8 celulares; estos dos procesos mejoran la fusión entre la membrana celular epitelial y la envoltura viral. Ya en la célula huésped, el VEB descubre su ADN para transportarlo al núcleo; en ambas células, antes descritas, el VEB puede experimentar un ciclo de replicación lítica, produciendo así viriones.

 

Existen dos cepas de VEB llamadas VEB-1 y VEB-2 (también conocidas como tipo A y B), entre las cuales existen algunas diferencias en la expresión génica, pero en la infección primaria no difieren ni tampoco en su prevalencia, incluso, pueden infectar de manera simultánea al mismo huésped.

 

Infección por VEB

 

Después de existir una inoculación inicial, el virus en su infección primaria se replica en las células epiteliales nasofaríngeas, causando una liberación de viriones que se diseminan a estructuras contiguas, las cuales incluyen glándulas salivales y tejidos linfoides orofaríngeos. La replicación viral adicional produce una infección al sistema linforreticular, que incluye el hígado, el bazo y los linfocitos B en la sangre periférica.

 

El virus así circula por el cuerpo a través de las células B infectadas; dentro de estas células, el EBV puede conducir a una serie de ciclos de replicación lítica o puede mostrar una expresión diferencial de los genes latentes que permitirá al virus volverse latente en las células. Como resultado de la replicación continua del virus, también puede permanecer latente en el sistema linforreticular.

 

 

Cronicidad

 

La replicación lítica del EBV en las células B se observa generalmente después de la reactivación del virus latente, mientras que en las células epiteliales se ha observado que ocurre directamente en la infección primaria después de la entrada del virus a la célula; el genoma latente circular del VEB adopta una forma lineal después de la reactivación para adoptar el ciclo de replicación lítica. La reactivación espontánea puede ocurrir en las células infectadas de forma latente, lo que lleva a la diseminación del virus.

 

Cuando existe una infección latente, hay tres patrones de expresión para las proteínas celulares:

Latencia de tipo I: asociada con el linfoma de Burkitt, se caracteriza sólo por la expresión de ácidos ribonucleicos (ARNs) codificados por el VEB, regiones tempranas de VEB (EBER y antígeno nuclear 1 de VEB [EBNA1]).

 

Latencia tipo II: Se caracteriza por la expresión de tres proteínas de membrana latentes LMP1, LMP2A y LMP2B, además de EBERs y EBNA1; está asociado a carcinoma nasofaríngeo.

 

Latencia tipo III: es un patrón que se encuentra generalmente en células de individuos sanos con infección latente. Además de los EBER y EBNA1, expresados en latencia de tipo I, otros antígenos nucleares (que incluyen EBNA2, EBNA3A, EBNA3B, EBNA3C y LMP) se pueden expresar en la latencia tipo III.

Bibliografía

 

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